Dermatitis atópica: una enfermedad inflamatoria frecuente de la piel que pica, duele, se infecta y es difícil de tratar

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria y crónica -no contagiosa- que se manifiesta principalmente en la piel a través de brotes, con picazón intensa y persistente, dolor, enrojecimiento, costras, secreciones y sobreinfecciones secundarias al rascado.

El pasado martes 14 de septiembre se conmemoró el Día Mundial de la Dermatitis Atópica, una de las enfermedades inflamatorias de la piel más frecuentes y que afecta la calidad de vida de quienes la padecen. Esta patología genera síntomas debilitantes como piel seca, picazón intensa y persistente, enrojecimiento, costras y secreciones. Puede impactar significativamente en la vida de los pacientes dependiendo de su nivel de severidad.

La Dermatitis Atópica es una enfermedad autoinmune inflamatoria y crónica que se manifiesta principalmente en la piel a través de brotes, con picazón intensa y persistente. Si bien no hay una cifra exacta de cuántas personas tienen esta enfermedad en Chile, especialistas han constatado un aumento en los casos en el último tiempo y según expertos como el Dr. Javier Arellano, Jefe del Servicio de dermatología Hospital San Borja-Arriarán y Dermatólogo de la Clínica Santa María de La Dehesa, actualmente la prevalencia es de entre el 10% y 15%.

Aunque un 80% de los casos detectados suelen ser leves, existe un 20% que son casos severos. Los pacientes con la variante severa de esta enfermedad tienen un alto impacto en su calidad de vida. Según un estudio realizado en 2019 en Argentina, por la Asociación Dermatitis Atópica Argentina (ADAR) en pacientes:

● 8 de cada 10 personas duerme mal.

● 8 de cada 10 personas siente dolor al ducharse, independiente de la temperatura del agua.

● 4 de cada 10 personas siente vergüenza por las marcas en su piel producto de los brotes que genera la DA.

● 1 de cada 2 personas se siente frustrada con frecuencia.

El 50% de los pacientes con DA moderada a severa también siente dolor. Las lesiones pueden llegar a cubrir más de la mitad del cuerpo, manifestándose en áreas sensibles como párpados, cuello, codos, muñecas, rodillas y tobillos. Al rascarse, las personas pueden lastimarse aún más y aumentar el riesgo de infecciones.

El verdadero impacto de esta enfermedad en la calidad de vida de los pacientes se ve en los casos moderados y graves, en los que los brotes pueden ser imprevistos y la picazón también puede volverse intolerable, lo que dificulta realizar acciones cotidianas como “dormir, ducharse o concentrarse en los estudios y trabajo, así como también socializar cómodamente

en una reunión con familiares o amigos”, comenta el Doctor Arellano. Agrega que, “esto impacta negativamente en términos psicológicos pudiendo generar trastornos emocionales, ansiosos y conductuales”.

Tratamiento

Ésta es una enfermedad multifactorial y su tratamiento debe ir dirigido a mejorar la barrera cutánea (integridad de la piel) para evitar la pérdida de agua de la piel y tratar la inflamación. Por tanto, algo que ayuda es mantener la piel humectada e hidratada con cremas. Todos los compuestos con avena también ayudan, ya que ésta es un antiinflamatorio natural para la piel. Los rayos ultravioletas colaboran, por lo que se recomienda exponerse al sol, pero antes de las 10 o después de las 18 horas, porque los rayos más abrasivos pueden deshidratar la piel y ser contraproducentes.

El Doctor Javier Arellano, recomienda a los pacientes con cuadros más graves, que quizás en el pasado se hayan frustrado porque los tratamientos que habían no eran del todo efectivos o su nivel de toxicidad era muy elevado, volver a consultar, ya que, “ahora hay un horizonte muy alentador y completamente diferente de lo que era años atrás, mejorando su calidad de vida”.

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